Haciendo un análisis de mis 25 años dedicados a la producción artística, en casi todos los ámbitos y formatos (ópera, cine, tv, teatro, danza, publicidad, circo, festivales,…), llegué a la conclusión de que los productos más transformadores, tanto para mí como para el público, han sido aquellos que trascendían a la industria artística; aquellos que sacaban a los artistas de ese bucle incesante de creación-producción-distribución que en demasiadas ocasiones establece unos plazos y unos espacios que acaban por aislar el talento artístico del resto de la sociedad.

El trabajo con colectivos e individuos ajenos a la industria cultural, la docencia de herramientas de expresión artística, la búsqueda de nuevos formatos con finalidades sociales o la investigación en contenidos transversales a otras industrias, son los camiños por donde transcurrirá este FÓSFORO.

La sociedad necesita a la vanguardia artística. No sólo para consumirla, sino para vivir en simbiosis y poner el talento, la reflexión, la creatividade y la estética al servicio de su modernización. En FÓSFORO creemos firmemente que el arte debe ser transversal a la sociedad y estar a su servicio.

Decidí dedicarme a la producción porque conocía mucha gente con talento artístico que no podía (o no sabía) desarrollarlo. Más adelante descubrí que no sólo las persoas, sino también las instituciones, tienen estas dificultades para idear y desarrollar de modo ágil proyectos creativos, especialmente cuando atañen a organismos de distinto rango y naturaleza, con calendarios, organigramas y procedimientos administrativos muy dispares.

FÓSFORO nace con la idea de ser un departamento de I+D+i, generador y materializador de proyectos arriesgados, en cualquier ámbito de la sociedad, que necesiten ser abordados desde una perspectiva cultural o artística.